domingo, 31 de enero de 2021

Nuestro problema: es no tener ningún problema.

 --¿Un invisible problema?

¿Cuál es y dónde está?

--En estas modernas sociedades,

--¡Oye! Esto no es Venezuela.

***

--¡Ya! Pero hay sanguijuelas:

 bon appetit en desayunos,

 almuerzos, cafés y cenas:

 repletas o llenas las alacenas.

***

--Una vida cómoda y saludable,

buena analítica o aceptable,

nada de flojedad o anemia,

PCR negativa en la pandemia.

***

--Se lleva modo resignación:

no tocar a seres queridos,

pero pronto, habrá ocasión,

a celebrar un gran fiestón.

***

--Much@s recibimos pensión,

otr@s para llegar a fin de mes,

pasan frío en precarias salas

de Cáritas, gratis pollo y arroz.

***

--¡Sí! Ahora, veo el problema:

¡Tener de todo y quejarse¡

--¡Ya te digo! Mucha ignorancia:

 pena, penita e invisible condena.

***

Nuestro invisible problema:

 

Disponer de todo.


Aún así, tener problemas. 


Parece mentira. 


Sin embargo,


lo anterior, es una gran verdad.


Y  de las buenas. 


Se da bastante y con frecuencia: 


En sociedades tecnológicas  y obesas.


Según estadísticas oficiales y privadas.


Sobre todo, en Nochebuena y Nochevieja. 


Y no digamos, en la semana de Reyes Magos. 


Cuando se amontonan los obsequios,


Además,


hacemos o fingimos que somos más buenos y buenas.



Ya que nuestro buenísmo o solidaridad es de verbena.


Que pena, penita pena. 


¡Perdón, lo dejo! 



Tengo que preparar la cena.

***

https://preahorro.com/objetivo-libertad-financiera/

https://isaespi.blogspot.com/2019/12/el-extrano-problema-de-sofia.html

https://isaespi.blogspot.com/2021/01/nuestro-problema-ningun-problema.html


https://isaespi.blogspot.com/2021/01/quizas-damos-poco-y-pedimos-demasiado.html


martes, 5 de enero de 2021

Pero, sí somos nosotr@s mism@s.

*** 

Nos quejamos del capitalismo o del consumismo ( y ponemos verde al  rojo comunismo).

pero si, 

se diga como se quiera denominar o llamar el sistema capitalista o neo liberalismo. En reali-

idad, somos (tod@)s) nosotr@s mism@s. Que nos gusta ir de guays o de guap@s,

porque nos encanta,

estar encantados con nuestro idóneo, propio o postizo perfil que mola mazo ahora y ya mismo.

Practicamos muchísmo el narcisismo, el amiguismo, el buenismo y en la fábrica el fordismo.

Nada de puritanismo. Ni calvinismo. Ni Luteranismo. NI cristianismo o catolicismo o judaísmo e Islamismo.

En un pis pas. Hemos liquidado o eliminado. Todos los idealismos. ¡Bien, hurra, vale, vale! 

¿No se entiende o comprende?  Queremos aumentar el P.I.B. Bienvenido el economicismo.

acelerar la productividad o productivismo, las ventas o facturación y aumentar los beneficios por lo que más, mucha más rentabilidad. 

Tomar o asaltar la barra de un bar, cafetería o chiringuito, cuantas más raciones de bravas con jamón, mucho mejor. O sea, jamón, jamón.


Elevar los ingresos por turismo, hostelería y la mayor producción y exportación.

También, obviamente, nos encanta la importación. Ya que lo extranjero nos gusta más que lo nacional o español.

Disponer de dos casas, una en la ciudad, otra en el pueblo y otra al borde del mar.

Cambiar cada dos por tres: zapatos, camisa, chaqueta y pantalón. Y de carro, ya 

no digamos: un todo terreno para el campo. Y otro para ir a comprar el pan.

Suscribir planes de ahorro o algún que otro plan de pensión.

Para cuando, en su día, nos jubilemos cobrar dos o más haberes pasivos o prestación. 

Adquirir, ahorrar y  aportar a fondos de inversión, sean buitres carroñeros o no. O bien que sean diseñados por un original autor. Es decir, espabilado gestor o asesor.

Ir montados en los nuevos taxis de esas plataformas de coches color oscuro. Incluso de negro.

Porque, en cualquier trayecto, nos ahorramos un pastón.

Además, que estos fondos, la mayoría, extranjeros a los que pedimos financiación

que adquieran acciones de nuestras modernas startup. Nos interesan para levantar un par de millones, al menos, un millón.


Chic@s y chicos,

No nos engañemos nos mismos. Sois todos: Tú, el, nosotros, vosotros y ellos. 

Incluso, yo mismo. 

Que no consumo nada.¿En verdad necesitamos tanto tecnicismo?

El resto que, tanto despotrican, de vez en cuando,

compran aparatos o dispositivos. 

¡Tantos, tantos mecanismos! ¿Para qué! Pero si resulta que se trata de un espejismo.

Hoy día, todo o casi todo, está basado en el tecnicismo, tecnología, inteligencia artificial,  

virtual, panorámico, digital. 

Un exagerado y escandaloso dataísmo. La ruta o biblia del número, dato, cifra, estadística o algoritmo. 

El nuevo becerro de oro. ¡Seguro que no lo creéis ni vosotros mismos! 

Pero como os empujáis, arrastráis unos a otros.

Así, nos va. Perdemos la mirada y por tanto el rostro.


Todo o casi, todo basado en un exacerbado nacionalismo, irracional,  más que nada se expolian, explotan las incontroladas emociones, sentimientos o sentimentalismo. 

 

Instalar alarmas, contratar seguros de todo tipo. Esto en mi pueblo. Se le llama. 

Consumir por consumir.

 O vivir para trabajar. Al poco tiempo morir. 

La mayoría lo hacen porque se van a aburrir.

¡Os juro que, hace muchísimo tiempo, murió el romanticismo! 

No importa. Volverá el canibalismo. 


A este paso. Como nos pasemos de frenada.

Superaremos al antiguo feudalismo. 

Isabelismo.Fama, belleza. Todo, todo un profundo abismo.

 

¿Lo mismo pensamos lo mismo?  

 

Estamos en el imperio del individualismo, utilitarismo, pragmatismo, dirigismo.

No autoritarismo.

O todo lleno o todo vacío. ¿Será esto un nuevo nihilismo? 

Respecto a la democracia. 

No merece la pena decir nada. 

Todo una enfermedad o una  sempiterna desgracia.

Tengo que dejarles. Llaman a la puerta. Viene el planazo.

Me traen un montadito de longaniza para cenar. 

La serie. Estoy solo. En huelga de hambre. 

Aunque, volveremos a vernos. 

Otro día, hablaremos de eso que tanto se comenta. 

Crisis climática. ¿ No sé? 

¿Quizás centralismo? ¡Ah, claro! Tiene mucho que “ver” con algo relacionado con la miopía o corto de eso mismo.

¡Gracias, lo siento! En realidad cuando me pongo a escribir.

 Les prometo que no soy el mismo. 

 Ya me gustaría ser cromático o crematístico.

 Y nunca tan crítico conmigo mismo.