miércoles, 2 de diciembre de 2020

A caso, babear el caracol.

El relato impropio de los políticos,

ya no puede ser más:

traspasar lo orweliano (*) de lo que es,

quedando apocalíptico, harto apocalíptico. 

***

Una buena o mala mayoría

de estos funestos partidos,

a pesar de encontrarse en minoría,

unos por otros, se pierden o huyen,

diluyen en la nada, sea noche o día.

***

Aunque el pueblo esté en plena agonía,

ellos prestos a lograr lo alto del eucalipto. 

Como locos: trepando, riendo o reptando,

lograr el objetivo o poder que ansían,

así que, espabilan, raudos y muy listos.

***

Al pueblo o a casi toda la ciudadanía,

la traen asustada, atrapada o atada,

una vez, la gente ha comprado el pan,

a casita y seguir con eso que hacían.

***

Bastante gente, así pasa, la xuta vida,

como de antemano ya reconocen que,

por mucha libertad o juerga que tengan,

no hay solución o no ven otras salidas.

***

Todo está claro ¡Vamos a ver!

Que acá o allá. Otra cosa NO.

Solo queda jugar al balompié. 

Nada de ver, escoger o revolver.

***

No se puede rehacer el guion

todo pasa por el abrupto,

suegro, consuegro o poco pelo,

triste, pero la única cuestión.

***

Lo de aquél régimen anterior,

antes o después se acabó,

con el sexo del setenta y ocho

que no bueno, pero sí mejor:

comparado con el dictador.

***

¿Iremos a otro lugar mejor?

Con esta pinta nada europea,

¿Creen que no? ¿O sí? Sí

acaso, para babear el caracol.

***

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