Después de que se la entregara el mensajero, la volvió abrir una vez más. Mecánicamente, la cerró, como si no quisiera ver su contenido. Al instante, pensó: ahora ya, en casa para siempre. La existencia fue, es y será así, unas veces ausente y otras presente. Y esta nueva situación ¿Cómo será a partir de mañana? Para terminar de esta forma ¿Es para lo que venimos? No entiendo nada. Será verdad lo que dicen? "Para este tipo de viajes no hacen falta alforjas". Una cajita basta y sobra.
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