domingo, 26 de abril de 2020

Muertes. Con o sin pandemia.

Existen, al menos, dos categorías:
aquellas personas que apenas comen, y,
quienes nos alimentamos todos los días.
Los que nos cuidamos hasta hartar,
tiene gracia, vivimos en países que,
de tanto tragar, morimos por obesidad.
El señor muy rico que nos suele visitar,
no se cansa de insistir: todos somos hermanos,
comunidad nacional, internacional o auténtica hermandad.
Y un pobre señor,
al que nunca le hemos visto, tampoco le conoceremos, ya que no saldrá en ningún canal,
radio, periódico o televisión.
También, esto es verdad.
El señor pobre anterior,
no tiene nada que decir. Callado cogerá un mendrugo de pan y no querrá saber nada. Hay gente para todo. Lo que se dice estar por estar.
Él señor rico, con el séquito y guardaespaldas detrás, montado en un carro, algo caro, sin bueyes, ataviado con sublimes colores, parecidos a esos que se pueden admirar en el fondo del mar, en una tienda o boutique de lujo en el pueblo de Galapagar o en un grandioso, majestuoso, cálido y esponjoso
coral.
Sin dudar, según dice, dice y dice y vuelve a comentar, que no deja de rezar, rezar y rezar.
Después de cada jornada agotadora, marchará a descansar, ¿Tal vez?
Se unirá a los ángeles y todos se pondrán ¿Probablemente a soñar.?
El pobre, con el cual, no aclaramos nada. Nos olvidamos, su vida es triste y corta de contar. La pobreza es algo muda.

El rico y quienes le rodean, consideran que es importante orar y hablar. La riqueza es dicharachera, habla mucho. Tiene cosas que contar y sobre todo que preservar, esconder, de paso atesorar, obtener rentabilidad  y muy bien guardar. Es obvio, lo pueden sustraer o robar.

Imagínense ustedes si orarán que, no les queda tiempo, para de verdad socorrer o ayudar a quienes hemos citado en primer lugar. A los más pobres de este mundo redondo, mundano o mundanal.

Curiosamente, de los que nos olvidamos casi siempre, les apartamos o colocamos en el último lugar. Se entiende en un rincón o apartado final de nuestra agenda repleta de asuntos urgentes e interesantes . Entre otros, trabajar, trabajar y trabajar y algún que otro referido a coordinar la necesaria, pero sin demasiada justa o parecido a justicia y escasa o precaria solidaridad.

Volviendo al señor muy rico. Él y sus representantes más directos, alegan que la razón fundamental, más o menos es la siguiente:

Al ser tantos, tantos y tantos, quienes terminan muriendo de hambre. Hambruna le llaman, para precisar o abreviar, por lo que: no cuentan con medios económicos o muy poco material del modelo adecuado que reúna las características suficientes: no se puede dar gratis o entregar sin contra prestación: ausencia de pago o abono. Lo que se conoce como Debe y Haber que, con sencillez, explicaría un experto en contabilidad.

No obstante, el señor rico y sus acompañantes ofrecen consejos, recomendaciones e indicaciones, para así, los que sufren la mísera y necesidad (o bien, que pregunten o sea solicitado a otros señores, también ricos, para saber que opinan y sobre todo ¿Qué es lo que están dispuestos a aportar) y terminen muertos por la hambruna o roídos por la miseria, no obstante, puedan conseguir el cielo y obtener la paz. Lo citado con anterioridad, es lo que, principalmente, nosotros podremos dar y bendecir. ¡Qué más quisiéramos! No podemos hacer otra cosa.

El caso es que alguno que otro afectado o muerto por la citada o fea hambruna, una vez, disfrutando en el cielo celestial, podría plantear:
¿Para qué habremos nacido y casi nada vivido en el planeta, si en la Tierra que nos vio nacer (por cierto, era nuestra y nos la quitaron o colonizaron que para el caso, resultó ser lo mismo) apenas logramos comer.

Mientras tanto o durante todo el rato, ¿Qué pasa con los mencionados en segundo lugar, no hacen más que recibir muy buena educación o enseñanzas especializadas para colocarse bien o trabajar, implementar, competir, rentar y mucho comprar, reciclar hasta petar los cubos de basura o contenedores, disfrutar, presumir, bailar, con o sin orden, conciencia, solidaridad, democráticamente, discursear: bla, bla, bla y además, exclamar: ¡Quitate tú que me pongo yo. Lo haremos mejor que vos, sabremos gobernar!

El objetivo fundamental de todos estos señoras, señores: los ricos o medio ricos o clase media, como a ellos les gusta definirse del mundo privilegiado, no es otro que superar, al país de al lado o bien entre estos dos e incluso alguno que otro y producir más que ningún Estado o país y mucho mejor competir en la recién extendida y maravillosa economía de la globalización.
...
Otros objetivos son: lograr unas cifras de P.I.B., Renta Nacional, Exportaciones-Importaciones, Balanza Comercial, reducir la Deuda Pública, unos tres puntos básicos o porcentuales respecto de ejercicios anteriores. El crecimiento anual. Un dos o tres por ciento. Aunque, se contamine el Planeta un veinte por ciento. Crisis climática aparte que ya de sobra conocemos: continuar destrozando o descongelando glaciares y producirse suicidios o asesinatos involuntarios masivos, según se clasifiquen estos hechos, claro. Todo ello debido a los altos índices de polución y materiales plásticos en océanos y mares. O sea, dejándolo estar. El caso es seguir viviendo. Lo que tenga que venir, vendrá.
...
Ya se sabe, quién diga que la vida, mejor o peor, la puede algo solucionar que tire unos cuantos pelillos al río o a la mar. También, otra cosa mucho más ridícula o dicho muy socorrido: quién este libre de pescado que lance la primera merluza o piedra como si se tratara de una bola parecida a las utilizadas en el juego de la petanca.

A continuación, se sumerja en cualquier charco seco o con poca agua, de los que antes se indicaron y, si es capaz de encontrar lo que, en su momento lanzó, estamos seguro de que antes de salir a la superficie, terminará tristemente ahogado.

Asimismo, aquí conviene citar, la frase que mejor, define a esta deshonesta pero bien intencionada, aunque incomprendida Humanidad:

¡Sálvese quién pueda!

No hay prisa, quienes estén ya lo verán. Los medios de comunicación o miedos de información lo contarán. Los citados medios transmitirán, en
vivo directo o indirecto o pasándose de rosca o traspasando varias rayas rojas. El caso es que la masa a medias o en su totalidad, así lo creerán y medio lo asumirán. Qué remedio les queda. Les dará igual.

¿Quién dijo que, lo anterior, es la pura verdad?

Si no es así, que cada uno lo vea y analice con sus propios ojos. Es decir, podrá convertirlo a su manera o modo de ver el mundo. Cada persona: una verdad. Quiere esto decir que nadie tiene porqué enfadarse.

La auténtica verdad o realidad, no la conoce ninguna persona viva, al menos, que sepamos nunca la veremos aparecer, ni siquiera llamará para disculparse e informarnos de que no puede venir o llegar a tiempo, sencillamente, es complicado. Por lo que, algo más de paciencia y a esperar. Caso de hacerse tarde. Nos iremos a cenar. Es la hora. Hay apetito. Mañana será otro día. Como apunte marginal, lo que sigue:
La peor definición, hablar de o sobre nosotros mismos. La opinión de uno mismo. Puro subjetivismo. Que uno mismo, hable de si mismo. Lo mismo hablando de sí mismo. Lo mismo-pensamos-lo mismo=Puro exorcismo.
...
Y lo verdaderamente importante de todo esto, sin duda, lo encontrarán en el caso de que pinchen cualesquiera de los siguientes enlaces:




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