¡Fíjense si éste país es grande que, inclusive, ya es algo más grande
de lo que supone ser grande
¡Nada de burro grande, ande o no ande!
Aunque, no lo consiguió del todo, o sea, ser el más grande
de cualquier parte.
¿Por qué ríen ustedes? Lo que digo es verdad, veritas o verytas.
Todo o casi todo en España, es grande.
Y sí, no es así.
Al poco o durante un tiempo crece.
Obvio, se hace aún, si cabe, se aumenta, incrementa o se agranda.
Sencillamente,
se convierte en una cosa grandiosa o gigantesca.
En la época imperial de Carlos V,
sí no lo recuerdo regular o mal o me lo explicaron en el colegio,
Fuere o no en los dominios,
condominios, a medias o compartido con otras naciones,
refiriéndose a cualquier lugar
o
de naturaleza similar del mundo universal,
España no se ponía el sol.
Es más, cuándo estaba muy nublado,
tampoco,
la gran cantidad de nubes podían cubrir la extraordinaria extensión de los territorios
donde gobernaba el citado monarca.
El imperio, por tanto y por cuanto,
o
dominio español fue, en ese momento o rato,
comparable a cinco mil millones de campos de fútbol
asimilados en metros cuadrados
al “metropolitano" donde últimamente,
juega el grandioso equipo del Atlético de Madrid que,
es como decir,
la mitad de la extensión del satélite,
querida y amada luna mucho más
nuestra que del resto de países de este planeta.